lunes, 1 de septiembre de 2008

ENFERMEDADES DE LA NIÑEZ


A una boca vendida,
a una infame boca,
cuando sintió el impulso que en la vida
a locuras supremas nos provoca,
dio el primer beso, hambriento de ternura
en los labios sin fuerza, sin frescura.

No fue como Romeo al besar a Julieta;
el cuerpo que estrechó cuando el deseo
ardiente aguijoneó su carne inquieta,
fue el cuerpo vil de vieja cortesana,
Juana incansable de la tropa humana.

Y el éxtasis divino
que soñó con delicia
lo dejó melancólico y mohíno
al terminar la lúbrica caricia.
Del amor no sintió la intensa magia
y consiguió... una buena blenorragia.

José Asunción Silva

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bonito este poema, definitivamente algo para inspirarse!!

Akeronte dijo...

te sigo leyendo